miércoles, 24 de octubre de 2007

ANAMARIA VERGARA


TIERRA ÁSPERA
I

A veces existe el deseo
De cerrar puertas y ventanas
Y de echar a correr el agua...
Dejar la tendalada
Y que nos respeten hasta las moscas

Que en medio del mar humano
Nos reconozcan
Por esa manera desesperada
Excéntrica
de llevar una flor o una bomba en la mano
La cara herida detrás de los ojos
Un pelo desparramado
palabras cortas y largas
Que no tienen para qué ser explicadas
Que nos reconozcan
por nuestra forma única de vida
Por nuestra única muerte.

En la noche
Cerrar las puertas y echar a correr el agua
Inundando el aire
En un instinto diluviano
De grandes circunstancias
Donde deben morir los justos
Solamente los justos
Para que la mayoría se salve.

5

Nadie tiene la culpa
De que los niños aprendan a golpes
Por eso mi madre creerá siempre
Que yo nací con el pecho roto
Y con esa lunática indiferencia por todo
No entiendo las palabras
como si tuviera un hueco entre las sienes
En el pecho un hueco
Y los demás flotando alrededor
En un mar distinto
Pero flotando igual que yo
(Nadie tiene la culpa
Yo la tengo a veces
Y esa soberana indecencia de no amar)

Si pudiera saber por un minuto
saber donde principian los umbrales
Y este deseo de no ser nadie
De no existir
De perderme en una locura sin tierra
Se siempre irme de todas partes
Dejando algo inconcluso

Entre dos tiempos, entre dos noches
Algo no vivido
(Que debe estar en otros ojos
En otro cuerpo)
Que debe estar en todas partes
A mi alcance
En las tardes, en los cajones
Pero sola yo, yo sola
Tengo una lunática indiferencia por todo.

ANAMARÍA VERGARA

Obra Poética: "Tierra áspera" (1959)

1 comentario:

Diego de la Noche dijo...

COMENTA: CARLOS ORDENES PINCHEIRA

Palabras que brotan espontáneas, versos que van naciendo con una rara facilidad, sencillez a toda prueba; vocablos que muestran un estado de alma sombrío, un desprecio por las sensaciones y los
saludos matinales...

Anamaría Vergara cumple como poeta.
Su poesía es una mezcla de angustia y desdén. Desdén por los entornos antiguos cuando las muñecas venían de países dulcemente lejanos, países de niños y niñas donde ella comenzaba a vislumbrar su encono por la vida misma...

No obstante su poesía produce encanto, nos lleva a la magia de leerla y dan deseos grandes de conocer sus siguientes senderos.