OTRAS INSTANCIAS
Caminaremos por calles
como recién amados
donde emigraron nuestros cuerpos.
Mientras la tarde aroma su lenguaje,
buscaré tus manos para encausar la memoria
que dibujo el devenir de nuestros rostros
cuando el espacio era nuestro.
Nada debe perturbar este idilio
que se entrega en cada amanecer
y se detiene entre la dicha
impregnada de nostalgia.
Debemos buscarnos en la lluvia, en el cielo,
en la noche llena de suspenso...
Quizás en otras instancias
ya no acontezcan los encuentros
y nos miremos
cuando toda exclamación sea ilícita
y los espacios se hagan apenas perceptibles;
entonces ya no estarán nuestras miradas,
yacerán dispersas
en la penumbra de otras evocaciones.
DETRÁS DE LA CASCADA
No éramos extraños,
desde el primer gesto nos reencontramos
frete a los arenales de mi aldea,
fuimos felices en ese recodo de silencio.
Detrás de la cascada
entre la brisa del nuevo siglo
atrapabas frutos del otoño.
Nadie perturbaba tu diálogo de sensaciones,
una algarabía de pájaros
encubando en sus nidales
te hacía vacilar a la atenta realidad de tu delirio.
Se encarnaba la luz de la mañana
en la vertiente del paisaje
procedente del cielo alto y complejo,
seguías escuchando el gemido del viento
entre la hojarasca
que atrapaba un nuevo despertar en la niebla.
DESVELO
Bajo este lecho
impregnado de nostalgia,
como si el destino marcara
nuestros cuerpos.
Observo la noche,
mientras la mañana
nos llenó de letanía,
la primavera encendía su vuelo
hasta el aromo del camino.
Hoy evoco la calidez
de aquellos instantes,
me detengo a dignificar el pasado.
Rememoro la ternura
apremiada en otro tiempo
para imprimir la vida
que nos vio nacer.
DERROTERO
Todo ese polvo y agua de la antigua resaca
nos ha frustrado donde el miedo
desorienta nuestro andar,
los periódicos anunciando un derrotero implacable.
¿Quién podrá detener dichos pronósticos
si la naturaleza lo ha convocado?
nosotros humanos sin percepciones
Solo nos queda resignarnos.
Luego el mar nos invade con su ira incontenible
entonces sabemos que somos frágiles y limitados.
Mientras se mueve la tierra
nos envuelve la incertidumbre
sin saber hasta cuando
la frecuencia telúrica descansará
y lanzará lejos esta erosiva hostilidad que nos abruma.
Para mostrarnos un espacio firme donde apoyar
nuestros cuerpos desvelados y abatidos
entre la formalidad de la vida,
que nos induce a penetrar un nuevo laberinto.
HIJOS DEL ARCHIPIELAGO
Chiloè tierra de nostalgia, de largos caminos
crecidos de panguis y arrayanes
donde juegan el relámpago retenido por el agua,
la lluvia en granízada
esparce racimos de niebla.
Los vegetales tiemblan encorvados
por vientos del océano
y el color de la lluvia se hace río
en la hondura de la senda
calcinada por la escarcha.
Mientras fluctúan las horas
Compartiendo vivencias
las del hombre sureño,
impregnado por la lucha busca incentivo
chicha de manzana para refrescar el alma
y encender la palabra.
Tras la resolana en horas del crepúsculo
apaciguan el hastío,
degustando curanto o pulmay
para evocar al Caleuche, la Pincoya,
o algunas historias del Trauco o la Fiura.
Son los hijos del Archipiélago
que activan la memoria y se hacen mas solidarios,
mientras la noche avanza.
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