martes, 17 de mayo de 2011

AMANDA FULLER

AMANDA FULLER

VIENE A MI ESTA CERTEZA

En algún lugar de la tierra
existes, Lo sé.
Tu alma vino a visitarme
y sengrá su armonía
bajo el dintel de mi mente.
Y si no, dime cómo podría
seguir hilando en la rueca
de mis sueños, tendiendo
tibias tramas a tu venida.
Te he sentido hurgar
en la circunferencia férrea
de las horas y desde
la raíz a la corola de mi edad.
Y en cada metamorfosis
de la tierra hacia el alma.
Existes, existes,
mi espíritu está inquieto
esperando así vengas
quiero estar desprovista
de torpezas,
nunca sé como debo
recibirte
y si son mis umbrales dignos
de tan inmensa alegría.

HUELLAS DE MI PADRE

Siento tus pasos doblar
las esquinas de mi infancia.
Tu caminar pausado,
el fulgor desteñido de tus ojos
y una enorme distancia
entre tus manos
y la caricia paterna.
Tardé tanto en comprender
po qué la risa abandonó tu rostro,
por qué de pronto los arpegios
se doblegaban a tu euforia
y después...
el silencio,
tu ceño endurecido
huías a las sombras,
te mentías en copas.
Ah la oleada amarga de la tierra!
Se arrastró por la infancia
nos llevó de la mano
abrió en el horizonte del hogar
anchas heridas.
Amamos los hermanos
que nunca conocimos:
éramos su vestigio.
Sus nombres se plasmaron
entre huellas y sombras
ungiendo un vuelo trunco.
Hoy te siento llegar
confundidos los ecos del viento
al golpear sus nudillos
las puertas del recuerdo.
Veinte años te separan de mi vida
eres casi una sombra
un retrato en la niebla azul
de la memoria.
En dónde habrás dejado
el revés del silencio
que te agotó la vida.
Quizás vuelvas a darme esa sonrisa
que se ausentó en los patios
de la infancia.
¡Lejanas dimensiones te han traído!

CHARCOS

Amo los charcos
que lluvia deja al pasar.
Sembré en ellos la raíz
de mis primeros éxtasis.
Me mostraban un mundo
acorde con mi alma,
comparaba el cielo
de allá arriba
con ese lazo injertado
en la tierra
y lo sentía mío
hasta los transformaba
entre mis manos.
Por all´se fueron
tantas veces
las grandes amarguras
y mis más hondos sueños
en mudas confidencias.
Cada vez que llueve
corro a verlos.
Aún pienso que algún día
veré asomar en ellos
los veleros
trayendo en lo alto
de sus mástiles
el cargamento
que vacié en los charcos.

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