viernes, 6 de mayo de 2011

MAITE IBÁÑEZ SALVADOR

MAITE IBÁÑEZ SALVADOR


LUNA


¿Adónde te escondiste
y me dejaste perdida?

Huiste por las montañas,
dejándome herida.
Vuélvete Luna que la noche asoma,
la soledad te añora
y el viento te canta.

La noche callada, el agua cristalina
y el viento de tramontana,
hacía la noche callada, extraña.

Nadie te miraba,
seguías en la soledad
allí me mostrarías
lo que mi alma ha pretendido.

Y luego bailarías allí, tú,
junto a la sombra de un árbol,
con tu falda de cristal,
como en aquella hora fulgurante.


MELANCOLÍA

Tenía once años cuando iba a un colegio de mi ciudad. Todavía siento el aroma de las calles, las casas y las iglesias.

Recuerdo con melancolía cuando llamaba a mis padres. Las palabras cariñosas y severas, las manos lavadas, los vestidos limpios y las buenas costumbres.

Había que cumplir unas normas para que la vida fuera perfecta.

Una tarde después de clase, iba paseando con una compañera, cuando se acercó

otra mayor que nosotras, una niña maleducada, grosera, hija de una prostituta y de

un alcohólico.

La vieja calle, el agua sucia del río y la compañía prohibida de Sara, me asustaron.



EL CAMINO

Hablo a los árboles,

a la lluvia y a las plantas.

Cuando paso

se fascinan

si les canto

contemplando

la lluvia que cubre

el prado.

¡Árboles, plantas, pájaros flores!,

no dejéis de escucharme; sin vosotros

¿cómo podría hablaros?

sois vosotros los

que calmáis mi llanto.






“A MI POETA”


¡Tienes que salvarte!

Buscaré quien te pueda sanar.

No quieras enviarme

esos momentos pasajeros,

que no saben cuanto deseo.

¡Oh, monte sin fronteras!

Marcharé por las orillas

,

buscaré la noche serena

que calme esta angustia

Mira las montañas,

entra en su profundidad

sin miedo, a la noche, sereno,

Detente en el valle,

aguas, ríos y fieras salvajes

te esperan

para ayudarte a sanar.

No hay comentarios: