DAISY BENNETT

DAISY BENNETT
(1948)

TIERRA

Me gusta hacer el amor sobre la tierra
como algo tan casual, macerada de verde,
con ese olor a tierra trajinada de siglos.
Poder verte a mi lado boca arriba
mirando el cosmos, solos:
con toda la tristeza anillada en los dientes
húmedos de silencio,
de lunas que rompen la vibración contínua
de mis músculos ciegos;
respirando como gimen las semillas
y el grito sumergido de la estación que viene.

Te quiero así... con tierra, blanda tierra,
leve y agotadora,
en la raíz prolongada de tus manos.
Me gusta revolcarme en esta ceniza temporal
que me tragará un día; pero aún es temprano:
sobre mi piel florida discuten las abejas;
y te amo aquí, en mi estancia,
compartiendo el amor sobre este barro absurdo.

Adivina este cuerpo que violará la tierra
en mi noche de asombro.
Quítame todo el polvo con tu boca de niño
para que puedas ver el color de mi piel
sepultada de día.

Te quiero así de tierra,
palpitante de sol y desnudo de frío.

Suéltame sobre el viento.

Soy tierra caminante.

EL CIGARRILLO

Como un instante erótico,
apretujado y pleno,
eñ humo del cigarro retenía.
Lo asimilaba dentro de mis labios
y devolvía el aire seco
proyectando la sed y la constancia.
Su aroma me trae tu presencia,
ilimitada y pura,
cuando amortajas mi corteza
terrenal y absoluta.
Atravesando el humo veo asomar tu ojo.

Miro rotos tus hombros,
sorprendo tu desmayo,
la boca dilatada de preguntas
enterrando palabras desde el aire,
Siento sobre mis piernas
que asesinan caricias
tu rostro envejecido de distancias,
y caigo como un pez en relámpagos ciegos
obstruyendo el espacio
en el fugaz minuto de insomnio y salivas.

Cuando medito sobre ese aroma
peleándose en mi boca,
se ovilla y se hace vela
agrietando sus poros en la seda invisible
de un lagarto de lágrimas.
Me gusta consumirlo
y dejarlo flotando entre mis labios:
resignado,
algo seco,
prisionero.