1968 -
(uruguaya)
Es la poesía
Una cornisa desde la que asomarme al mundo
sin vértigo o zozobra.
Un cuerpo de sirena, un huracán
que destruya la falacia de la tierra.
Una verdad prendida a la cola de un cometa.
Una esperanza azul que debiera ser verde.
Una pluma, un volcán, un infortunio gris que se torna en
sonrisa.
Un médano enlucido por la luna a medianoche.
Un corazón, que cesa de latir cuando apareces.
El filo de un cuchillo atravesando el tiempo de la dicha,
las piedras con que hemos construido las murallas
tras las que acechar la llegada del otoño.
Sonido de campanas que repican
reivindicando el sol en mitad de la lluvia.
Eslabón de una cadena libertaria
que me obliga a soltar lo que me sobra.
Rey de noviembre. Vaivén de diente de león
en medio del jardín. Gema semipreciosa,
grito de espanto, sombra chinesca de un mundo inexistente,
rayo de luz, que me atraviesa el alma…
Esa eres tú, bella palabra,
placer excelso,
hoguera pertinaz en la que se consumen
mis carnes y mis huesos
presos del hechizo inefable de tus encantos.
Esa eres tú poesía, hermana de sangre, Ave Fénix,
mi tesoro, mi estrella, mi fortuna.
Nahir Subelzú
Tartărus
Te escribo en las
olas para no dejar marcas.
No espero tu
respuesta. Ni tampoco que entiendas.
Tan solo que
contemples la espuma y te preguntes quizás
por el misterio que
envuelven los ocasos.
Te escribo entre las
brasas mientras que se consumen
efímeras, ardientes,
voraces en su agónica misión de desenfreno.
Comprendo tu
extravío. Hay una vocación suicida
entre las llamas
verdes con que oficia el poeta.
Te clamo contra el
viento.
Mis gritos se
malgastan disfrazados de espanto.
Mi voz busca tus
letras para cantarte el nombre con todos sus sonidos…
Te pierdo entre el
bullicio de las montañas sordas, desangrado de música.
No leas lo que
escribo, no escuches lo que canto.
No dejes que mi alma
se te cuele en las vísceras.
Lleva veneno el ánima
de quien no tiene espejo
en que mirar sus
males.
No cedas al abismo
que se abre en mis sienes.
No dejes que te
abrace mi hiedra contra el muro.
No permitas que sople
mi aliento emponzoñado
de mórbida tristeza.
Prohíbeme mirarte,
ciégame si es preciso,
deniégame poder de
convertir tu mente en esclava del caos.
No me leas. No leas.
Mi poesía es el tártaro.
Nahir Subelzú
2 comentarios:
Una poeta maravillosa es Nahir Subelsú, por encima de aquella voces
traicioneras y envidiosas. Nos da gran satisfacción tenerla en nuestros blog, pues se trata de una poeta que en silencio va puliendo y
dotando de musica y belleza un edificio de cristal irrompible: su Poesía.
me desdigo de algo que dije antes. Cret que la palabra poera a la mujer lejos de enaLTECERLA la sume y la lleva a ser igual al hombre no en el sentido. Extrictamente bueno Es como haber domado, haber aguachado a la mujer. Es decir, siempre se hará lo que el hombre diga y dictamine.
Estoy en contra de eso, la mujer es poetisa, femenina, sensitiva, grande
y de gran intelecto. Como decirle poeta a Nahir si es una dama dueña de una gran poesía, léase bien: poesía, no poema. Cualquiera escribe poemas, no cualquiera escribe poesía como Nahir. El poema lo escribe cualquiera. Y tenemos demasiados llamados y autollamados así. La poesía es sangre galopante, sentimiento real, nunca prefabricado, es creación pura venido desde la profundidas del alma. La mujer creadora es artista, es poetisa.Y los difieran pueden comerse aquello que les cae de la nariz.
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