sábado, 25 de agosto de 2007

O T O Ñ O

(Nicuento)
Quizà no debiera comer flores salpicadas de lluvia ni beber aquellos resplandores amarillos que despiden los aromos.
Susana quiere ver en mi un camino exactamente igual a otros, sin ocuparme de las flautas que emiten su magia desde las aguas.En todo caso, no puedo. No.
Me encontrarà como es ya costumbre: jugando con estrellas, mientras en rededor pasan los hombres con ojos apagados. Muertos.
Yo sè que a ella le gustarìa que no caminara bajo las acacias impulsado por un sueño, sufriendo por todos los que no pueden ver porque un signo monetario les pudriò las pupilas.
Hace un año estaba dichoso, sintiendo muy cerca su aliento frente al mar.
Sì. Hace un año. Hace un año tambièn fui infeliz porque ella no quiso seguir conmigo el vuelo de las golondrinas...
Le he dicho que no puedo arrancarme el cerebro para tenerla contenta y con ello demostrarle que soy ùnicamente en ella. Susana odia el vuelo, la ceniza, el cielo. Pobre alma mìa. Le he manifestado que luche por subir los pàrpados: estàn sellados hasta el infinito.
No sè por què la quiero.Ama la oscuridad desde nacimiento. Se rìe cuando le hablo de los pàjaros al amanecer... Se rìe.
Parece que hoy no vendrà. Ha pasado ya una hora. Y su odiada y querida silueta no se vislumbra. Quizà no pueda venir porque una fiera la conduce a un placer efìmero. Puede estar devorando estièrcol, terrones, y al mismo tiempo derribando murallas con su risa.
Talvez la odio.
La dorada alfombra del parque cruje bajo mis pies. Es tarde. Hace frìo. Y no viene. Y nunca sabrà que la he esperado un siglo. Algunas làgrimas ruedan por mis mejillas de madera...
Debo irme.
Antes arrojo hacia todas partes la mirada. Al parecer, Susana no existe.
Quizà nunca existiò.
El hielo de la noche me recuerda que las lucièrnagas no pueden ocultar mis huesos...
de "Sobre los techos duermen las estrellas"


Carlos Ordenes Pincheira

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