viernes, 16 de noviembre de 2007

CARMEN BERENGUER

MALA PIEL
(fragmento)

Piel que no podría ser otra piel de durazno
negro;
pigmento oscuro no otro, más que oscuro,
no otro.
Crin sufroso el sayo que lo cubre y tizna.

Si aquel blanco horadara megro piel,
o la negrura espesa
el corazón tensara rojo piel blanca y por blanca
virgínea,verrugosa la oruga sedara el silencio de aquel
vellocino.
Pigmento de sedas avienta la oruga.
Su brillo opacara así, empolvando las estrías
que trepana
la cintura hacia lo velloso; lamé cerrara
y abriera hondo.
Pigmea su lamé bellosida plateara la sien;
guante sintético
de la mano que el guante esconde,
vacilante al tacto
de la cintura drapeada; cincha salvaje
cimbra el talle
piqué blanco; borda el punto y piensan
pezones
más arriba, antes del cuello bibeteando cintas,
cincha
acordona las tetas ralas; pilchas sujetas.
Piqué colorean cruces, ensebado natural
a lunares
salmóm en la distancia lunar
refajo crepé georggtte saya, bajo sostenedor
del cuero
que acorpiña la tetada; satén a rayas
pespuntean tajos,
y más abajo, en medio de las piernas
antes de la melenada labial;
relieves sayos.

ACTO XI

Setiembre
Aquí estás madre, en la ciénaga misma
Beso tus senos arrodillada
y me veo en tus brazos
Porque mientras yo estaba aferrada
a mi muñeca
A ti te violaban en la ciénaga misma
de tu camastro.

LOBA

De dónde de esta nueva
Boca este rostro
Esta máscara este abrigo
De dónde esta locura
Se acompañarte por las noches
Con este negro y este rojo
Esta bufanda que es una bufonada
Y esta vitrina que devuelve esta pirueta
Esta artesanal pinta hecha a la medida
Y esta lengua de loba despistada
Que te lame.

CARMEN BERENGUER

Obra Poética: "Boby Sand desfallece en el muro" (1983);
"Huellas de siglo" (1986); "A media asta" (1998);
"Sayal de pieles" (1993)

1 comentario:

Diego de la Noche dijo...

COMENTA: CARLOS ORDENES PINCHEIRA

Después de una entrega en la que la profundidad y armonía conforman una perspectiva casi mágica, la poeta -no satisfecha con la belleza de sus primeras luces- se encamina hacia un cantar subterráneo, motivándose cada vez por escudriñar más allá de la palabra misma.

Hay que sumergirse en aguas mucho más profundas para captar la significación de sus escritos.