domingo, 13 de marzo de 2011

EDMÉE COBO GIANCÁSPERO



ESE SILENCIO, ESE DEL ALMA...

El silencio, ese del alma,

Está preso, es prisionero

De una pena vieja y santa

Que sabe trepar los muros

Que sabe morder el alma y romper

venas y huesos

y duele

y así lo digo

con mi pluma, con mis versos

Y las nubes nada dicen, tienen miedo de las voces

Se miran en los espejos

Se arreglan bien los cabellos

Se quedan allá en el cielo

Y lloran

porque es invierno

Los manzanos están tristes

mudos de labios furtivos

Llevan rosas en las manos y tejen bajo el canelo

Y beben vino

del rojo

con encinas de otro suelo

El silencio, ese del alma, habla un lenguaje sin voces

Tiene un susurro de ruidos

Tiene misterio y olvido

Elije su propia ropa y viaja aunque este dormido

Qué lejos siento la vida

Qué triste se siente el mundo

Que largas que son las noches, esas de largos silencios

De silencios que no hablan y duermen siempre en el alma

E

L OTOÑO Y EL SILENCIO

El viento del otoño hambriento y caprichoso

Girando en torbellino con los ojos llorosos

Triturando hojas secas y mordiendo el olvido.

Y yo, abrazo mis penas junto a un árbol caído

La tarde está cayendo y tú sigues perdido

El cielo anaranjado, sin nombre ni apellido

La tierra está girando y yo no encuentro abrigo

Las sombras oprimidas, han vuelto y no se han ido

El tiempo está viajando…. ¡Nunca se ha detenido!

Ni puede devolverse, no conoce el camino

Tropieza con mi espíritu que respira abatido

¡Llevo de contrabando una pena escondida!

Las voces del silencio escuchan los latidos

De amores fugitivos que huyen del destino

Otoño amarillento

No abandones mi nido

No te lleves tus hojas, ni mi alma al olvido


LAS HOJAS CAE Y CAEN

Las hojas sueltan cadenas y logran besar la tierra

Los álamos se desnudan en matices de amarillos

Y el viento trae en su espalda el canto de mi guitarra

Un canto de hada olvidada. ¡Sin brillos y sin amarras!

Y las hojas van cambiando en ensueño de nostalgia

Yo busco cambiar mis penas sin magia ni brujería

Y el viento alborotado no piensa en mi travesía

Yo vengo desde muy lejos solo buscando alegría

Y vendrán otros otoños soñando morder la tarde

Y nacerán nuevas hojas en mi alma y en tu alma

Y crecerán en silencio mirando el cielo que arde

Y volaran con el viento escuchando la cigarra

Adoro pisar las hojas que agonizan en mi alma

Y sentir que algo termina en un ciclo de la vida

Ya no hay silencio en otoño, con la brisa que me llama

Las hojas caen y caen huyendo despavoridas

Y tú besas mis estrofas que se enredan en tus ramas

AY, YO TENGO UNA REBELDÍA

Que me hace estallar en versos

y en letras

que son tan mías

tan mías....

que hasta las siento

Ay, yo tengo una rebeldía

Que suma un tres a los días

Y canta mis correrías

Y cuenta de mis proyectos

Que llegaron a destiempo

Y miran

Fijo el silencio.

Los puntos de mis tejidos

que se enredan día a día

Mis recetas de cocina

que de viejas ya están frías

Y siento extraña la noche

Pero la siento

tan mía

Y la recorro en sus calles

Y le cuento de mi vida

del laurel que no florece

y apenas

a sorbos crece

Y yo camino de noche

Me dicen que es peligroso

Que no camine en lo oscuro

Que las calles están solas

Que las sombras tienen nombre

y los parques apellidos

Pero yo insisto

e insisto

y así recorro la vida

Ay, yo tengo una rebeldía

Que es más roja en estos días

Y necesito las calles

Y un martillo que golpeé

Y me diga que estoy viva

Y en cada golpe me traiga

un ramo

de

siemprevivas

DESNUDA

Desnuda estaba la roca

las ventanas frente al mar

Serena estaba la noche

abierta de par en par.

En esa playa sin nombre

con lirios de madrugada

era azul, era amarilla

era verde, era clara

Había algas y caracolas, comenzaba justo abril

Las olas tejían nardos, vestían blanco marfil

Y yo...

tejía mi historia, con tinta de otro país

con letras de plata antigua

con mis sueños sin abrir.

Busqué sol,

entre las sombras

y encontré, clavel en flor

Tu nombre, azul intenso

y azul mis pechos mojados

y blanco sal en tus labios

y todo el cielo morado.

El viento decía no,

la noche decía si

yo escuchaba mi canción

yo sabía que era Abril.

Tu boca, fuego coral,

amó mi piel y fue sol

y brindó con buen coñac

y se embriagó de verdad

Mientras el agua del mar, en cómplice olas tejía

La furia del mar gemía, un bolero de nostalgia

Mi canto, en cruz pedía, que nunca llegara el día

Que eterna fuera la noche y eterna fuera la vida

Hambrientos lobos de mar, amarillos y bronceados

Entre la bruma y el cielo mil claveles deshojaron

¡Corales y caracoles sostenían cien faroles!



1 comentario:

Diego de la Noche dijo...

En esa tonalidad tan grata, nos deleita una vez más con su poesía...
esta singular poeta cuyo verbo es de
gran musicalidad y entrega.
La integramos a este blog con nuestros mejores deseos.