martes, 29 de marzo de 2011

MARÍA SILVA OSSA


MARÍA SILVA OSSA

(1918 – 2009?)


Pon sobre tu corazón

las notas del mar,

cuando su gigante arpegio

enlaza los crepúsculos

y asciende por los aires

hasta coger la noche.


Escucha el vaciarse de los ríos

en sus caderas mórbidas

y el transcurrir de los peces

por su bruñida arteria.

Escucha en la sombra al mar:

es dueño de la vida:

en el lecho del mundo,

volteando en el espacio

engéndrase a si mismo.

Su ronca oración de gracias

estremece los sepulcros,

el del pan y el de los lirios,

del infante y la tronchada larva.

Su mano de sal aprieta la osamenta

y el corruptor gusano

transforma sus alas el pétalo que muere.


Deja sobre tu oído

al mar desnudo,

¡y que su fecunda voz

penetre en tus entrañas!


PALABRAS


Prestad atención, que la boca del aire

está llena de nombres

y los países vuelan sobre sus historias mentidas.

Afinos para penetrar

el susurro de la música

que sobre la ola y el trueno

conserva su manojo de notas.

No seáis como el sordo

que precisa una estrella en vez de oreja

y una caja de madera, sepulcro

para que el sonido entre hasta su alcoba.

De pie en el monte del silencio

estrechad la visión hasta perderla,

penetrando en el mundo del murmullo.


El aire está cuajado de palabras,

desgarradas imágenes se ciernen

deletreando la historia incomprendida.

Allí van los hombres despojaos

de sus vestidos materiales:

por sus abiertas quijadas escapan

sus espíritus jadeantes

y en terrible desconcierto pueblan

las invisibles calles.


Que tus poros beban sus espíritus,

tu empapada esponja, recogiendo

el agua sonora de sus días;

presente la visión de sus palabras

y en ampla lluvia

rompa el diluvio de trinos sus caminos.


SOLEDAD


Como el día pasa por lo astros

con sus blancos helechos

y sus mares,

y la tierra abierta

entre las cuencas manos;

y en un instante bulle

la azul ave del viento

y el eclipse del silencio ciega

un testamento negro:

Así, sin comprender

la inmensa acción que de ti mana,

pasas, si materia, en mi agonía.


VIENTO CREADOR


Este viento que hunde en el árbol

sus dedos extranjeros,

moverá al impulso de sus ondas

el puntero monótono del tiempo.


Y en su infinita rueda,

traspasando la calle de los cielos,

sembrará la flora desterrada

entre los astros muertos.


Cavará en los montes de esqueletos

aguardando el llamado de la alondra

la tibia larva de su seno.


Triunfando de la muerte cuotidiana,

enhebrando la aguja del racimo,

más allá de la espiga y de la bruma.

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